Es un buen pasatiempo para hacerlo con los niños.
Si tenéis por delante alguna de esas tardes aburridas..., ¡Pues nada!
Nos ponemos todos a hacer azúcar de colores.
Se pasa un rato divertido, y se consigue un azúcar muy vistoso, con colores diferentes.
Se puede utilizar para adornar tartas, ó simplemente, para dar un toque diferente al te ó al café de la tarde.
¡Venga! Vamos a animarnos a poner un poco de color en nuestro día a día. Por lo menos, que no sea gris.
¿Lo intentamos?
¡Adelante!
Para colorear azúcar, necesitamos:
-Azúcar blanco. El de toda la vida.
-Bolsas de congelación.
-Colorantes para uso alimentario.
Comenzamos:
Metemos el azúcar blanco, dentro de la bolsa de congelación.
Utilizaremos una bolsa, por cada color que queramos conseguir.
Tener en cuenta, que una vez que hayamos usado un palillo, no podemos volver a reutilizarlo. Si lo hacemos, contaminaremos el bote de colorante.
Así pues, utilizamos un palillo, y lo tiramos.
Lo hacemos con cuidado, para que no se nos abra la bolsa.
Cuando el color quede uniforme, si queremos un color más fuerte, añadimos más colorante.
Lo dejamos secar al aire libre, durante 24 horas.
Y como no, aunque parece imposible que alguien se manche después de este proceso tan cuidadoso..., ¡Pues... no! ¡Todo es posible!
Si os cuento como se ha puesto mi pinche... ¡no os lo creéis!
¡Vamos! Que lo he enviado a limpiarse las manos, inmediatamente
Cuando se seca el azúcar, lo metamos en un tarro para conservarlo.
Sencillo, ¿verdad?
No me negaréis que quedan unos colores preciosos. Diferentes, llamativos, y originales.
¡Hasta la siguiente!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchísimas gracias por vuestros comentarios!