27. Son 27 niñ@s.
Como siempre, mi pequeño ayudante, se me presentó de voluntario.
Las galletas, las íbamos a hacer Iker y yo. ¡Mano a mano!
El plan era bueno.
Pero como siempre, tenía un serio problema, que últimamente me persigue sin compasión.
El tiempo, el tiempo... ¡Apenas disponía de tiempo para hacer las galletas!
En un principio pensé en las galletas decoradas con glasa. ¡No hay duda de que son preciosas si!
Pero tal y como ya os he comentado varias veces, necesitan muchísima dedicación. Si te dedicas a eso, pues bien... Pero como no es mi caso...
Y solo con empezar a pensar en el diseño, dibujarlo en Photoshop, hacer la glasa, colorear la glasa, decorar las galletas,... ¡Uffff! ¡Cada día me cuesta más y mas!
No es práctico. ¡Tienen muchísimo trabajo...!
Entonces... ¿Qué es lo que podía hacer?
Necesitaba un plan B... ¡Pues vaya plan!
Pero el caso era, que lo veía todo en blanco y negro. Con las intenciones tan buenas que teníamos...
Tenia que haber una solución. Tenía que ser algo rápido y sencillo a la vez.
¡Ya está!
Me acorde de las galletas de colores... Preciosas, y con poco trabajo.
Así pues, sin pérdida de tiempo, empezamos a hacer las galletas.
Os explico como las hicimos.
Como no podía ser de otra forma, se utiliza como base, la receta de la masa básica de las galletas de mantequilla.
La masa se hace igual. De la misma forma.
Con los mismos ingredientes, y siguiendo el mismo proceso.
Una vez tengamos la masa ya hecha, y antes de refrigerar, se comienza con el proceso de darle color:
1.- Abrir uno de los botes de colorantes en gel de color.
2.- Con la ayuda de un palillo, untar el colorante, y incorporarlo a la masa todavía sin refrigerar.
Dependiendo del color que se quiera conseguir, se añade mayor cantidad de colorante.
¡Aseguraros de que los colores queden muy vivos!
Ya que al hornear, se pierde intensidad en el color.
Cuanto más vivos sean los colores de la masa, más bonitas quedan las galletas.
¡Importante! Una vez utilizado un palillo, no se puede volver a utilizar para coger más colorante.
Si se vuelve a meter en el bote, contaminaremos el colorante que hay en el interior.
3.- Una vez añadido el colorante, hay que amasar la masa.
¡Hacerlo con cuidado! Intentando que la cantidad de colorante mientras siga en estado líquido, se mantenga dentro de la masa.
De esta forma, no os manchareis las manos.
Y si os las mancháis, no pasa nada. ¡Se limpian y listo!
En las siguientes fotos (3 y 4), vemos cuales son los tres colores que hemos utilizado.
Para mi gusto, son los colores que mejor quedan en las galletas de colores.
He probado otros, y no me han gustado tanto.
Así que yo, a lo seguro: Rojo, verde y amarillo.
Después de colorear la masa, le damos al rodillo. Como siempre.
Y ahora... ¡Os voy a dar un truquito!
Fijaros en la bandeja de la foto 6.
Sobre la bandeja ya preparada y lista para meter en el frigo, posiciono cuatro tapas del azúcar glas (vale cualquier tapa, simplemente es para que os quedéis con la idea), y aprovecho para apilar varias bandejas una sobre otra.
Así hago pisos con las bandejas, y las puedo poner en una misma balda dentro del frigo.
Que... ¿Por que lo hago? Pues porque uno de mis problemas principales, suele ser la falta de sitio en el frigo.
Normalmente, cuando hago galletas, no dispongo de todo el sitio que necesito en el frigo. Vale que me ponga a hacer galletas, para darme cuenta que tengo el frigo a tope, y no tengo sitio.
Así es que... Hay que utilizar el ingenio. ¡Ya veis!
Parece una tontería..., ¡Pero la idea es genial!
Después de refrigerar las masa, cortamos las galletas con un cortador de mariposas.
Es importante utilizar cortadores pequeños.
Ya que no es conveniente hacer galletas de color, utilizando cortadores grandes.
Las galletas grandes, tienen un tiempo de horneado mayor, y eso hace que queden con un color de lo más feúcho: descoloridas y con tonos amarronados.
¡Otra cosa!
Intentar no mezclar las masas entre ellas.
Mantener lo colores por separado. Ya que si haces un popurrí y las unes, se forman unos colores muy raros.
A no ser que hagáis, lo que he hecho en la foto 7.
En vez de mezclar la masa, posicionar tiras sin mezclar. Con ello, conseguimos mantener los colores separados.
¡Me encantan! Las mariposas de 3 colores quedan preciosas. Pero tienen un poco más de trabajo.
Después de cortarlas, volvemos a refrigerar unas 2 horas más.
El truco para que los colores salgan bien vivos y bonitos, esta en el tiempo de horneado.
Estos son los pasos a seguir:
1.- Hornear las galletas unos 7 minutos a 170º.
En este punto las galletas, ya estarán casi hechas.
Pero todavía, no hay que sacarlas del horno.
2.- A partir de entonces, hay que abrir el horno cada minuto.
Cada vez que lo abráis, fijaros en el color que tienen las galletas.
Observar que no se vayan poniendo de color marrón (esto es lo que hay que evitar).
Si veis que están un poco amarronadas, sacarlas enseguida.
¡Otro truquito!
- Una vez de terminar de hornear todas las bandejas de galletas, se apaga el horno.
- Hay que esperar 5 minutos. Con esto nos aseguramos de que la temperatura del horno haya descendido.
- Posicionamos todas las galletas que nos entren en una o en dos bandejas (las ponemos todas juntitas), y las dejamos dentro del horno durante 20 minutos.
Con esto, conseguimos que las galletas se terminen de hacer (si es que no lo estaban), y se pongan crujientes.
¿Veis el resultado?
Son la mar de resultonas, bonitas y fascinantes...
¡Me encanta cómo quedan!
Animaros a hacerlas... Y si eso..., ¡me contáis el resultado!
¡Por cierto! No os lo he dicho... ¡A los niños les encantaron!
¡Feliz Domingo!
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