Aproveché el día del libro, para irme de visita, a la Ikastola (al colegio) de mis niños.
La idea era, contarles cual había sido el proceso que había seguido, para publicar mis cuentos infantiles.
Fue una tarde muy especial.
La verdad es que me lo pasé bomba, y disfruté muchísimo.
Los niños tenían 9 y 10 años.
Con la máxima simplicidad que pude:
- Les conté los comienzos de mi proyecto personal...
- Que la primera casita de mi pequeña hada Maddalen, fue un plato y una taza...
- El step by step que había seguido...
- Cómo poquito a poquito, había superado los pequeños problemas que me fueron surgiendo: Problemas de impresión, de calidad...
- Cómo iba avanzando, y conseguía lo que me proponía...
- El esfuerzo que me costó vender los cuentos...
- Y las próximas ideas que tengo en mente, para continuar con mi sueño todavía inacabado.
Y sobre todo, intenté transmitirles lo siguiente:
Que para conseguir algo, lo primero que deben de hacer, es simplemente proponérselo.
¡Seguidamente, ponerse a ello!
Y que hoy en día, con todos los medios que se tienen, es fácil aprender a hacer de todo: Existe internet, diferentes cursos...
Y si no se consigue lo que se quiere, no pasa nada.
¡Hubiera sido peor, no intentarlo!
Pero bueno, aparte de la charla, uno de los mejores momentos, fue, cuando de repente, como si tuviera una varita mágica, les mostraba a mis 2 niñas esculpidas en goma Eva.
¡Había que ver sus caras de asombro y de ilusión!
¡Les gustó muchísimo!
Y es que... yo ya me he acostumbrado a verlas.
Hace ya más de un año, que Maddalen y Esnetxo viven en casa, con nosotros.
Maddalen, se sitúa dando la bienvenida al cuarto de Izaro, mi niña de 10 años.
Y Esnetxo, me hace compañía, siempre sonriente, presidiendo mi mesa de dibujo.
¡Pues nada!
Os enseño cómo las hice.
¡Vamos haya!
¡Es bonito de ver!
