Sí, sí... falta poco para nochevieja.
Con los mismos deseos de todos los años, los mismos propósitos, los mismos besos, los mismos abrazos...
En fin..., un año más..., ¡Más de lo mismo!
Y no es que esté en contra de estos deseos, no... y me encanta que algunos lo vivan de esa manera tan optimista... ¡Incluso me dan envidia y todo!
¡Pero no os voy a mentir! Es que a mi... esto de los propósitos de año nuevo, me queda un poco-bastante lejos.
De echo, mis propósitos y mis ilusiones, suelen comenzar en Septiembre: ¡Junto con la vuelta al cole!
Es entonces, cuando me planteo hacer cursillos, empezar nuevos proyectos, encontrar enfoques a los proyectos en los cuales ando sumergida, mejorar temas personales, continuar los hábitos que comienzo en verano...
Y es que Enero... a mi, Enero...., no me parece un mes para nada atractivo.
Y aún así, reconozco que tiene dos de los días más entrañables del año.
1.- ¡La noche de reyes!
¡Qué noche...! Enteramente, me transporta a mi niñez.
Yo, incansable, les seguía a lo largo de su recorrido por todo el pueblo, mientras llenaba mi bolsa de plástico con caramelos (todavía con gluten).
Luego llegaba a casa, y encontraba mi detallito que nunca faltaba. Y eso que el plato fuerte, me lo solía traer su amigo-rival Olentzero...
2.- ¡El día de San Sebastián!
Repitiendo los mismos topicazos de siempre: Las sociedades, las angulas, los tambores, la marcha de Sarriegi...
Pero es que es un día..., es un día..., que me encanta. Nada más comienza la música, y escucho el ruido de los tambores.., me emociono. ¡Año sí, y año también!
¡Bueno, bueno... Mira que he corrido! Pero si ya me he ido al 20 de Enero...
¡Y eso que todavía no hemos empezado! Tenemos que ser valientes, y ser conscientes de que tenemos que pasar toda la cuesta...
Y yo... No voy a ir a contracorriente.
Por eso, yo también, os deseo un feliz año nuevo 2015.
Urte zoriontsu bat opa dizuet.
Os deseo feliz año nuevo.
No sé más idiomas, así que... ahí lo dejo...
¡Venga! ¡Os enseño, mi último paso a paso del año!