El 17 de Diciembre, es un día muy señalado para mi.
Y todos los años, desde hace dos, tengo la necesidad de marcarlo en un sitio especial para mi.
Los dos últimos años, he marcado la fecha, en la fecha de edición de mis tres cuentos infantiles.
Si este año me hubiese animado a publicar un cuarto, no hay duda de que hubiera hecho lo mismo.
Pero como no lo he hecho, y aprovechando que tengo mi blog a mano, y que disfruto escribiendo en el, marco mi fecha.
Se la dedico a mi padre.
Permitirme recordar un poquito...
Mi primer cuento, lo dibujé junto a el. En el hospital Donostia.
Entre consultas, médicos, ingresos...
Cada vez que le mostraba uno de los dibujos de mis pequeñas hadas, sonreía, y me decía, que aunque el no entendía de dibujo, le gustaban mucho.
Es verdad que eran momentos muy duros. Pero la verdad es que en mi memoria, guardo buenos recuerdos.
Ya que lo tenía cerca de mi.
Quien pudiera volver...
¡Me imagino la escena! Le enseño a mi pequeña Maddalen en su trineo, el sonríe, y yo le doy un beso.
Si me lo permitís, hoy solo mostraré imágenes.
Ya que hay días que sobran las palabras.
¡Zuretzako aitatxo! ¡Zorionak!
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